Graduado en filología inglesa y fotografía; periodista, fotoperiodista y enfermo de blues. Las raíces de árbol que nos guían a través de su página web son sólo una pequeña muestra del excelente trabajo que ha realizado Bill Steber. Lleva años -muchos- recorriendo el estado de Mississippi para explorar su cultura y profundizar en las raíces del Blues. Afirmo sin cortarme un pelo, que Bill Steber es la memoria gráfica de la historia del género y hemos tenido el placer de hacerle esta entrevista. Porque nosotros lo valemos ¡Qué diablos!
1. ¿Cómo comienza su carrera como fotógrafo?
Mi padre, que no era un profesional de la fotografía pero sí muy aficionado, me dio mi primera cámara cuando tenía unos 9 ó 10 años. Aunque hacía fotos para el periódico y el anuario de la escuela, jamás consideré la fotografía como una posible carrera profesional. Fue entonces cuando descubrí -gracias a una asignatura en el instituto- a los grandes fotógrafos como Robert Frank, Garry Winogrand, Henri Carter-Bresson y tantos otros. Desde ese momento mi vida cambió y supe que tenía que hacer fotoperiodismo. Empecé a trabajar sin experiencia alguna como fotoperiodista freelance para el Tennessean, el diario de Nashville en el que mi abuelo y bisabuelo habían trabajado durante buena parte del siglo XX. Acabé teniendo un trabajo a tiempo completo en el que permanecí durante 15 años antes de ponerme por mi cuenta en el año 2004.
2. Poca gente ha profundizado tanto en las raíces culturales de un estilo musical. Fotografíar la cultura blues de Mississippi fue una apuesta arriesgada para un fotoperiodista. ¿Qué le lleva a tomar una decisión así?
¡Ja! ¡Haces que suene tan serio! En realidad la motivación tuvo más que ver con la música que con la fotografía. La música es mi pasión, es lo que me ayuda a encajar y entender el mundo. Mi vida es una banda sonora constante y he tenido presente la música en cada una de mis creaciones.
El proyecto del blues comenzó de forma bastante accidental. Me habían enviado a Mississippi y convencí al escritor con el que viajaba para que condujera a través del Delta en el camino de vuelta a casa. A pesar de mi gran pasión por el Blues yo nunca había estado en esa emblemática zona. Paramos en Leland porque yo quería conocer a Son Thomas.
Cuando entré en su cabaña había una escultura de tamaño natural de una mujer muerta en un ataúd de madera en la estancia principal y una calavera de arcilla con dentadura humana sobre una repisa (Son no era sólo un gran bluesman sino también un artista de folklore muy conocido). Estaba sentado en su cama, encorvado de hombros, con un cigarrillo encendido en la mano. No lo había fumado, y la ceniza formaba un arco de cinco centímetros. La escena me resultaba hipnótica.
Tocó para mí unas canciones fantásticas, yo toqué la armónica con él y le saqué fotos con el ataúd. ¡Estaba deseando volver!
Cuando regresé 6 meses más tarde, Son estaba en el hospital muriéndose de un tumor cerebral. Darme cuenta por primera vez (de esa forma) de que esa maravillosa cultura musical estaba cambiando rápidamente prendió la chispa en mí y empecé a hacer viajes a Mississippi, construyendo y expandiendo el proyecto cada vez. Pensé que terminaría en un año. Eso fue en 1992. 18 años después aquí sigo y esto no tiene pinta de terminar.
3. ¿Cómo entraba en contacto con la gente a la que retrataba?
Estableciendo contactos. Por el boca a boca. Siendo curioso. Jim O’Neal, (fundador de la revista Living Blues y Rooster Records) me ayudó muchísimo con el proceso inicial. Él vivía en Clarksdale por aquel entonces y me puso en contacto con la mayoría de mis primeros artistas. Desde ese momento he ido aprendiendo cada vez más, conociendo en persona a más artistas e incluso descubriendo a muchos por primera vez. Si escuchaba rumores sobre algún artista que viviera en ciudades cercanas no dudaba en acercarme y preguntar por la zona, a veces incluso sin saber el nombre del artista. Por ejemplo, en cierta ocasión alguien me comentó que había un músico en Coffeeville que tocaba en su porche todos los domingos, así que fui hasta allí y comencé a preguntar.
La gente del pueblo me llevó hasta Charles «Cadillac» Caldwel, y resultó fantástico. Le hice fotos, le entrevisté, toqué con él, estuvimos de charla y cenamos con su familia. Uno de los retratos que le hice se publicó en anuario musical del Oxford American Magazine, donde lo vieron los propietarios del sello Fat Possum, en el cercano pueblo de Oxford (Mississippi), que no habían oído hablar jamás de Charles, a pesar de que estaban en el pueblo vecino. Charles Caldwell grabó un álbum de blues fantástico para Fat Possum, pero por desgracia murió de cáncer antes de que el disco fuera editado.
Una de las cosas que procuro hacer es estar en contacto con tantos artistas como puedo y visitarlos en cuanto tengo ocasión siempre que estoy en Mississipi. Algunas veces consigo la mejor foto en la primera visita y otras veces me lleva años de visitas conseguir esa foto que sabes que les representa con justicia. Mi primera visita siempre es como un profesional, un extraño, pero las visitas posteriores siempre son como amigo.
4. Sus fotografías «se extienden» a lo largo de varios años. ¿Cómo se las arreglaba para ir y venir por allí durante tanto tiempo? ¿Cómo era el día a día durante uno de esos viajes?
Mi primer viaje fue en 1992, pero hacia 1994 ya me di cuenta de que aquello iba a llevar mucho tiempo si quería conseguir lo que buscaba capturar, así que empecé a usar mi tiempo de ocio, todas mis vacaciones, fines de semana, puentes e incluso excedencias del periódico no remuneradas.
Cuando empecé a salir con mi mujer, en 1990, nos fuimos a Europa de vacaciones. En 1991 visitamos China, y luego España en 1992. A ella le gusta decir que ya no volvió a viajar fuera del país en 13 años porque yo había descubierto Mississippi ¡y tiene razón! Desde aquel primer viaje en el año 92 he viajado al estado de la magnolia 120 veces y no tiene pinta de que vaya a parar. Pero desde que dejé el periódico en 2004 tengo un horario más flexible, y hemos estado dos veces en Europa, Japón y Costa Rica, así que está todo perdonado. Por lo que respecta al día a día de mi vida en Mississipi en los primeros tiempos, siempre iba con una lista de objetivos específicos que a menudo se iba a la basura tan pronto llegaba al Delta.
Verás, descubrí algo llamado el “tiempo de Mississipi”, que es como la teoría de la relatividad, excepto que pasa SIEMPRE más lento y de forma más impredecible que en ninguna otra parte. Sólo porque algo se suponga que tenga que pasar, no quiere decir que acabe pasando. Al contrario, muy a menudo pasa en su lugar algo completamente inesperado y mejor que el plan original, así que tienes que ser capaz de dejarte llevar y disfrutar la sorpresa. A través de los viajes por Mississipi aprendí a tener fe en la providencia. Mis mejores fotos siempre han venido como un regalo y una sorpresa a partir de momentos inesperados que tuve la suerte de presenciar y capturar. Pero eso sólo sucede cuando pasas mucho tiempo en algún sitio y estás dispuesto a cambiar las expectativas preconcebidas que pudieras tener, cosa que a veces es difícil de conseguir.
5. Hace diez años escribió que los juke joints se estaban muriendo. ¿Se ha certificado esa muerte finalmente o han conseguido revivir?
Dicen que se habla de la muerte del blues en cada generación y ahora entiendo por qué. Cuando empecé mi aventura hace 20 años en busca del genuino blues de Mississippi hablé con gente que había hecho reportajes antes que yo y los comentarios eran desalentadores: “Se ha perdido todo, los mejores están muertos, la música no es tan buena, los sitios no son tan buenos”. Bueno, quizá, pero quedaba gente y música suficiente como para ilusionarme. Yo quería lanzarme de cabeza y afortunadamente ignoré los comentarios y seguí adelante con mi propio proyecto. Sin embargo, con el paso de los años muchos buenos amigos del mundo del blues han fallecido, mis “juke joints” favoritos han cerrado o se han quemado, las viejas tradiciones están cambiando o han desaparecido…
Así que aquí estoy, todos estos años después, intentando no decir las mismas cosas, porque veo a los hijos de los viejos músicos continuar con la música de sus padres pero fuera de las raíces acústicas y rurales que tenían. Fotografíé a los últimos supervivientes de la primera generación que hizo grabaciones, a los últimos profesionales de las prácticas tradicionales de la cosecha del algodón, las últimas personas vivas con recuerdos del nacimiento de la cultura del blues del Delta, pero eso no significa que la cultura esté muerta. Simplemente está en un cambio constante y todos aquellos que perseguimos a los fantasmas del pasado nos sentimos amenazados y deprimidos ante mucho cambio. Pero la cultura vive. Mientras haya músicos tocando esta música, habrá un lugar para que toquen. Así que los “juke joints” permanecerán vivos de alguna manera.
6. Mississippi nos ha dado una sensación de zona deprimida, empobrecida. Los pueblos pequeños parecen semiabandonados y los que son algo más grandes, como Clarksdale, dejan una impresión general de haber dejado muy atrás tiempos mejores. ¿Hay luz al final del túnel? ¿Qué habría que hacer para reactivar la zona?
Para serte sincero la perspectiva a corto plazo es bastante deprimente para la supervivencia económica de muchos pueblos pequeños, pero el problema no sólo afecta a Mississippi (aunque el estado en general ha sido especialmente castigado). Irónicamente, la relajación de las leyes opresivas de Jim Crow y las oportunidades de expansión marcaron el comienzo de la decadencia de muchas ciudades en Mississippi. Antes de la II guerra mundial el Delta del Mississippi tenía una de la mayores concentraciones de afroamericanos del país debido a la necesidad de mano de obra negra en la recolección manual y la producción del algodón. A pesar de la naturaleza opresiva del trabajo de recolector, era mejor opción que la mayoría de las oportunidades económicas de los negros que habitaban en el Sur. Con la invención de sistemas mecánicos de recolección de algodón y la expansión de las oportunidades laborales en las ciudades del norte tras la II Guerra Mundial, los afroamericanos salieron masivamente del Sur y en particular de Mississippi en busca de las oportunidades que ofrecían el Norte y el Oeste. Cuando las leyes de Jim Crow se fueron derogando a partir de los 60, la gente negra pudo entrar en tiendas y restaurantes externos a las zonas de los distritos exclusivos para negros. Hay ciudades en el Delta de Mississippi que pasaron de tener una población de decenas de miles de personas a escasos centenares. Muchas ciudades pequeñas tienen ahora únicamente un puñado de tiendas o incluso ninguna donde antes había bulliciosos distritos comerciales.
Clarksdale ha sido especialmente agresiva en su intento de atraer nuevos residentes y negocios, con cierto grado de éxito, pero esta lucha es común a todo el corazón del territorio americano y el difícil momento económico actual, además del alto nivel de desempleo, hace que la recuperación sea todavía más difícil. Si hay un lado positivo, es que la creación de nuevas culturas, formas musicales y arte vernáculo casi siempre surgen de zonas pobres donde la gente no puede permitirse gastar dinero en entretenimiento y deben recurrir a su propia creatividad para divertirse. El espíritu humano tiene un gran poder de recuperación y el blues es una de las más hermosas manifestaciones de ese poder.
7. Se dice que cualquiera puede hacer una fotografía debido a los avances tecnológicos pero los aficionados y profesionales sabemos que una foto va más allá de disparar y pasar una imagen al ordenador. ¿Qué cualidades definen para usted a un buen fotógrafo?
Lo que define a un verdadero artista es una curiosidad voraz, la pasión por descubrir y practicar y la tenacidad de seguir trabajando a pesar de los fracasos. Hasta el mejor bateador de baseball falla en un 70% de las ocasiones. El arte consiste en solucionar problemas. Escritores, pintores, fotógrafos, bailarines, músicos, cualquiera que haga algo creativo comienza con el reto de tener que comunicar una idea, un sentimiento, una emoción, usando herramientas, objetos, voces, cuerpos, mentes que a menudo a veces se esfuerzan en ser obstinadamente poco colaboradoras.
Así que los nuevos caminos hacia el descubrimiento se forjan a costa de mera fuerza de voluntad, rindiéndose a las pasiones tanto positivas como negativas, años de práctica extenuante, azar, muchos errores y lo más importante: la necesidad sin límites de mantenerse creando, descubriendo y encajando en lo que te rodea y en el proceso creativo.
La razón por la que escogí la fotografía como mi medio de expresión es porque, en cierto sentido, tiene las mayores limitaciones. Escritores, pintores, compositores, todos ellos tienen que enfrentarse a la temida página en blanco. En fotografía todo se reduce a dos decisiones: lo que metes en el encuadre y cuándo debes capturar el momento. Todo lo demás fluye desde esas dos decisiones básicas. Para mí, tener limitaciones fue liberador porque me cuesta tomar decisiones cuando me enfrento a demasiadas opciones. Además, el fotoperiodismo me permitió explorar mi creatividad de una forma que me obligaba a encajar activamente con el mundo exterior de una forma en la que la escritura o la pintura no lo hacían. Cada fotografía es un ejercicio de colaboración entre el mundo exterior y tú, y como el agua, consigues lo que quieres de forma más sencilla si no opones demasiada resistencia. ¿Cuál es la diferencia entre el escritor y el mecanógrafo? Uno de ellos tiene algo que decir y el otro sencillamente copia. Alguien me dijo una vez que mis fotos eran realmente buenas y que querían una cámara como la mía. A riesgo de parecer arrogante, eso es como comprarse una Stratocaster® y esperar tocar como Eric Clapton o Jimi Hendrix inmediatamente. La cámara es como cualquier otra herramienta. No va a hacer el trabajo por sí sola.
8. ¿Qué fotógrafos le han influido o inspirado?
Hay demasiados que podría nombrar, pero enumeraré unos pocos de los que he aprendido, robado, con los que me he “peleado” y finalmente he hecho las paces. El fotógrafo musical más grande de todos los tiempos es Herman Leonard, a quien valoro como amigo y mentor. (¡Me alegra que no me haya demandado por robarle sus ideas sobre iluminación!). Hay algunos fotógrafos que cambiaron mi vida al principio y que me hicieron querer convertirme en fotógrafo, como Garry Winogardn, Emmett Gowin, Robert Frank, Henri Cartier-Bresson, Eugene Richards, Walker Evans, Josef Koudelka, Diane Arbus, Sebastiao Salgado, Edward Weston, Arthur Tress, Ralph Eugene Meatyard, todos los fotógrafos de la FSA [Farm Security Administration, programa creado en los años 30 para ayudar a los granjeros tras la gran depresión, que produjo decenas de miles de fotografías documentales de la América rural], Elliott Erwitt, Gilles Peress, Bruce Davidson, W. Eugene Smith, Arnold Newman, y muchos otros.
Adoro las fotografías del Sur hechas por William Chrstenberry, Sally Mann y Birney Imes. También me gustaría hacer una mención especial al fotógrafo de Life Magazine Ed Clark, que fue amigo íntimo de mi familia, un amigo especial y un mentor para mí al final de su vida.
9. ¿Qué es lo primero que mira usted en una fotografía que no sea suya?
El gran compositor [de country-folk y blues] Townes Van Zandt dijo una vez «Hay dos clases de música: el Blues y el Tra Lara Lara«. No es que se refiriera literalmente al blues, sino más bien a música con sustancia y significado; algo real, vital, en contraposición a una especie de algodón dulce, puro azúcar dando vueltas. Yo creo que puedes extender esa comparación a prácticamente cualquier esfuerzo creativo y la fotografía no es diferente en ese sentido.
Respeto mucho cualquier fotografía, incluso aunque no me guste personalmente, si tiene alma e integridad, si hay algo -lo que sea- en ella más allá del proceso en sí mismo. Lo que quiero decir es que durante los últimos 30 años o así, una buena parte de la fotografía aclamada en el mundo del arte no va realmente de fotografía, en el sentido de que la cámara es algo circunstancial en la creación del arte. No quiero decir que el “arte del proceso” -o “arte conceptual” carente de contenido- no sea legítimamente arte. Pero a mí las fotos no me conmueven si no hay humanidad en ellas. Esa humanidad puede estar expresada en la pose de una modelo fotografiada por Irving Penn, la vida alrededor de un almacén de pimientos fotografiada por Edward Weston, o los ojos llenos de dolor de una víctima de guerra fotografiados por James Nachtwey -siempre ha de haber una conexión humana y alguna clase de contenido que hable de nuestra humanidad colectiva.
10. ¿Una buena foto se encuentra en cualquier sesión o se busca meticulosamente?
Todas las grandes fotografías son el resultado de la suerte. Pero cuanto más trabajes más suerte tendrás.
11. ¿Cuál de sus fotos es «la niña de sus ojos»? ¿Por qué?
Si le pides a cualquier persona creativa que escoja su obra favorita te dirá que es como escoger a su hijo favorito: es imposible. Dicho esto, hay unas pocas a las que les he venido teniendo de forma consistente un especial cariño. Una de mis favoritas se llama “Bird, Stoval, MS” y representa un pájaro muerto, parcialmente desplumado, entre las manos de una joven al borde de un campo de algodón. Sus dedos oscuros están cubiertos por una fina capa del rico humus del Delta y todo lo que se ve de su cara es una boca madura y bien formada y unas tersas mejillas. La aspera piel muerta del pájaro contrasta con la hermosa piel de la chica, un estudio sobre la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, lo sublime y lo grotesco. Esto resume lo que siento por el blues, algo alegre y hermoso nacido de la miseria y el dolor, una forma de arte cruda e inquebrantable que encuentra el camino y la afirmación en la expresión de su propio sufrimiento.
12.¿Podría contarnos alguna anécdota destacable de su experiencia en Mississipi?
Bueno, la mayoría de mis mejores historias están relacionadas con la gran cantante y guitarrista de contry de Mississipi Hill Jessie Mae Hemphill. ¿Te cuento la vez que la llevé a Columbus, Mississipi, buscando a un hechicero para que la curara? ¿O cuando estábamos viendo la tele en su caravana cuando salió el veredicto de OJ Simpson? ¿O la vez que una pistola cargada casi se le cae del bolso en la caja del Walmart [cadena de supermercados americana]? ¿O la vez que disparó esa pistola por encima de mi cabeza cuando estaba yo en su jardín investigando un ruido?
Lo de Jessie Mae y las pistolas viene de muy atrás. Una vez me contó que cuando tenía 9 años había un chico mayor en su escuela que tonteaba con ella (jugaba con su pelo y cosas así), y ella se pensaba que era su novio. Claro, hasta que un día pasó caminando frente a su casa con otra chica. Jessie Mae fue entonces y cogió la pistola de su madre de debajo de la almohada, salió al porche y empezó a disparales. Pero no les dio a ninguno porque no sabía cómo cargar la pistola y ellos escaparon corriendo. Se reía cuando me lo contaba: “Para cuando la bala llegó a donde estaban, ellos ya se habían largado a otra parte. ¡Pero el chico perdió su sombrero y ella perdió un zapato! ¡Ya te digo, menuda gangster estaba hecha ya de cría!”. Jessie Mae repuso las balas, limpió la pistola con cenizas de la chimenea y la puso de nuevo bajo la almohada de su madre. Sabía que a la mañana siguiente su madre iba a estar recogiendo algodón con la madre de la chica, así que tenía miedo de que la pillaran si la madre de la chica le decía algo a la suya. Jessie Mae salió con su madre a recoger algodón al día siguiente, metiendo el algodón en una funda de almohada que llevaba con ella, y así las oía hablar. La mujer le dijo a su madre que Jessie Mae había tratado de pegarle un tiro a su hija el día anterior. “Pero Dios debió de soplarle en el oído a mamá ese día”, decía Jessie Mae, “porque mi madre no entendió nada de lo que dijo aquella mujer. No entendió que lo que le estaba contando había pasado de verdad. Mamá le dijo ‘Sí, los críos hacen cosas así’. ¡Si mi madre hubiera entendido lo que le estaba intentando decir aquella mujer me habría matado!”
13. Retoque digital ¿A favor o en contra?
Para fines artísticos o comerciales todo es válido. Pero si la imagen es para propósitos documentales mi principal regla es que no deberías hacer en el ordenador lo que no puedas hacer en el cuarto oscuro. Ahora, por supuesto, tenemos toda una generación de fotógrafos que no han visto jamás un cuarto oscuro así que me temo que eso está perdido para ellos. Pero ¿sabes? no me preocupa el retoque digital. No puedes crear contenido con el ordenador. Auténtico contenido no. Al final, una fotografía de verdad siempre superará a una impostora mejorada digitalmente de la misma forma que un cantante de verdad con sus imperfecciones siempre estará más reconocido que un mal cantante perfeccionado electrónicamente. No siempre ves la diferencia a la primera, pero puedes notarlo en tu estómago. Ocurre lo mismo con la música. Esta es la razón por la que la música anterior a la era digital siempre perdurará y la mayoría de lo que se está creando ahora se olvidará para siempre a corto plazo.
14. Sabemos que usted tiene otras habilidades, concretamente musicales ¿En qué momento se encuentra ahora mismo respecto a esas inquietudes?
Cuando dejé el periódico en el año 2004 decidí empezar a llevar a cabo algunas cosas que siempre había querido hacer cuando tuviera tiempo. Empecé tocando viejas melodías de blues y hillbily con un viejo amigo y profesor de filosofía en el colegio. Tres de sus alumnos en aquél momento se unieron y pronto tuvimos una jug band llamada los Jake Leg Stompers que tocaba todos los viernes noche en un café local. De ahí pasamos a clubs más grandes, festivales y algunas actuaciones en TV. Ahora, cinco años después, estamos lanzando nuestro tercer álbum, “Hill Country Hoodo”, producido por Jimbo Mathus, fundador de los Squirrel Nut Zippers. También tuvimos la suerte de contar con mi amigo Luther Dickinson de los North Mississippi Allstars tocando y cantando en un par de temas, así como al Reverendo John Wilkins (hijo del bluesman Robert Wilkins) y a la Rising Star Fife and Drum Band (los nietos de Otha Turner). Jimbo Mathus hace la voz principal en un par de temas. El álbum es un tributo de una banda “all-star” a la música del condado de Mississippi Hill, con un libreto de 24 páginas a color con algunas de mis fotos inéditas y objetos de Mississippi que he ido coleccionando a lo largo de los años.
También toco en un grupo llamado Jericho Road Show con Steve Gardner, antiguo habitante de Mississippi y gran fotógrafo de blues que en la actualidad vive en Tokyo, y Washboard Chaz de New Orleans (Chaz participó recientemente en el gran proyecto “Playing for change” que reunía a músicos de todo el mundo para tocar temas clásicos de pop, soul y reggae). En 2009 tuvimos la oportunidad de abrir el Festival de Blues de Viena en Austria, y en Febrero de 2009 estuve de gira por Japón con Steve Gardner. Después de años escuchando y observando esta música en los lugares en los que se creó, tenía la oportunidad de compartir mi versión de esto con otros en casa y en el extranjero, cosa que me hacía muchísima ilusión.
15. ¿Con la cámara y los instrumentos musicales a cuestas siempre?
Lo creas o no, desde que dejé el periódico prefiero hacer una foto normalita con mi iPhone antes que andar cargando con una cámara por ahí. ¡Pero siempre tengo una guitarra, un ukelele y algunas armónicas en el coche por si se tercia una jam!
16. Los fotógrafos amateur somos así: ¿Qué equipo suele llevar en sus trabajos de campo?
Para la mayoría de mis trabajos remunerados uso una Canon 5D digital de 35mm, pero cuando estoy haciendo trabajo de campo por mi cuenta uso una Hasselblad C7M con una lente de 50mm y película Tri-X en blanco y negro. Tengo otros tres objetivos para la Hasselblad, pero casi siempre uso el 50. Para iluminar uso principalmente cabezas Lumedyne de 200W alimentadas con pilas con disparadores por radio Quantum, pero también tengo unas unidades estroboscópicas White Lightning para cuando tengo acceso a un enchufe.
Cuando trabajo en un Juke Joint, casi siempre apunto una cabeza estroboscópica con reflector montada en un pie directamente a los músicos, en un ángulo de 45 grados a la derecha o la izquierda de mi posición, y uso un segundo estrobo Lumedyne montado en un arnés de cámara que apunto directamente sobre la cabeza o ligeramente por detrás de mí y que cuelgo del techo para iluminación de relleno. Mi objetivo es no romperme la cabeza con la iluminación, sino más bien intentar potenciar la que ya haya allí. Puedo tirar a mano con una 35 mm. sin prácticamente luz en la sala, pero la Hasselblad no es tan permisiva, así que pienso“¿Qué haría Herman Leonard?”y actúo a partir de ahí.
17. Se le ha definido como un fotógrafo capaz de plasmar la esencia del blues en sus fotos y nosotros nos preguntamos ¿qué tipo de blues es el que le roba el alma a usted?
Como dijo Walt Whitman “Soy grande, contengo multitudes.” Tengo un apetito voraz no sólo por el blues, sino por todo tipo de buena música, siempre que tenga espíritu y humanidad. No podía imaginar un mundo sin música. Al menos, no un mundo en el que quisiera vivir. Escucho música de Cuba y África (como Buena Vista Social Club, Tinariwen, Orchestra Baobab); compositores como Tom Waits, Neil Young, Randy Newman, Dulan, Daniel Johnston, Steve Earle; bandas retro de raíces como Squierrel Nut Zippers, R. Crumb and his Cheap Suit Serenaders, Leon Redbone, Asylum Street Spankers; Jazz y música Country hasta 1965 o así; hillbilly antiguo, pop y ragtime, gypsy jazz y música Hawaiana de los años 10, 20 y 30. Incluso cosas contemporáneas como Flaming Lips, los Eels o White Stripes. Si me pusiera a enumerarlo todo ocuparía demasiado espacio. Tengo como 60.000 canciones en mi ordenador personal, sin contar todos los vinilos y 78s que escucho en el tocadiscos. Puedo decir que la única música que JAMÁS escucho es el pop de los 80 , que tuve que soportar durante mis años de instituto y universidad. Esa es la razón por la que en última instancia descubrí el blues.
18. ¿Artistas de blues favoritos?
En general prefiero las primeras grabaciones de blues anteriores a la mitad de los años 30 por la vitalidad desbordante y la energía creativa. “Dark Was The night, cold was the ground” de Blind Willie Johnson son los mejores tres minutos de grabación de la historia de la música. Blind Lemon Jefferson, Charley Patton, Robert Wilkins, Memphis Jug Band, Skip James, Blind Blake, Memphis Minnie, Mississippi Sheiks and Mississippi John Hurt son sólo unos pocos ejemplos que para mí definen el máximo nivel de la etapa más temprana del Blues. Sobre 1935 los grandes sellos como Bluebird y Vocalion empezaron a crear el sonido que se convertiría en el estándar del blues que todavía perdura.
Hay excepciones por supuesto, con Robert Johnson, Dan Pickett y Tommy MacClennon como ejemplos del gran blues de pre-guerra posterior a 1935. De la etapa de postguerra me encantan Muddy Waters, Robert Nighthawk, Howling Wolf, Sonny Boy Williamson II, John Lee Hooker y todos los músicos de la época Chess.
Del periodo de renovación del blues de los 60, algunos de mis favoritos son Mississippi Fred McDowell, Blind Connie Williams, Peg Leg Sam, Pink Anderson, Rev. Gary Davis and Hound Dog Taylor. Algunos de los artistas de Mississippi que acabé conociendo y aquéllos que me llegaron al alma tanto personamente como con su música, como Junior Kimbrough, R.L. Burnside, Willie King, Willie Foster, Lonnie Pitchford, Honeyboy Edwards, Otha Turner, Eugene Powell, Jack Owens, Jessie Mae Hemphill y Joe Cole.
19. ¿Cree que el blues goza de buena salud en la actualidad?
Va y viene. Todas las músicas tradicionales atraviesan épocas de crísis de identidad de cuando en cuando, y el caso del blues no es diferente. De acuerdo, mucho de lo que se hace pasar por «blues» es poco más que lo que yo llamo «blues de bar deportivo», o un rock and roll de pega, de inspiración blusera, diseñado para aumentar la venta de cerveza. El mayor peligro para cualquier arte es que se estanque, que se convierta en predecible y termine su vida como música de llamada en espera en los teléfonos. Mucha gente cree que esto ya ha ocurrido con el blues hace mucho tiempo, y en parte tienen razón. El blues que adoramos muchos de nosotros fue condenado al ostracismo a mediados de los 60 por las comunidades que lo habían creado, pero creo que hay grandes artistas que mantienen vivo el espírituo de la vieja música negra como Alvin Youngbllod Hart, Corey Harris y los Carolina Chocolate Drops. El disco que sacaron el otoño pasado los Texas Sheiks de Geoff Muldaur es, a mi juicio, uno de los mejores de blues revival que haya escuchado nunca. Y cada vez hay más jóvenes músicos afroamericanos por toda América que están redescubriendo la vieja música. En Marzo se celebrará el segundo Black Banjo Gathering (reunión) en Boone, NC, que es un movimiento creado para animar a los artistas negros a recuperar los estilos musicales que ellos inventaron y después abandonaron a primeros del siglo XX en favor de nuevas formas.
De todas formas, la idea de que los negros del sur abandonaran el Blues es más bien un mito. Sencillamente se transformó en la escena moderna del Chitlin’ Circuit de Rhythm and Blues. Sólo porque la mayoría de los aficionados blancos no escuchen a artistas como Willie Clayton, Denise LaSalle, Latimore y Bobby Rush no significa que no estén considerados como artistas de blues por la comunidad negra de la que procede la música.
20. ¿Cambió su vida después de una experiencia tan intensa inmerso en las raíces del blues?
Absolutamente. Una experiencia profundamente positiva y enriquecedora que cambió mi vida. Soy un hombre terriblemente afortunado. He conocido a varios artistas de la comunidad del blues tradicional a los que puedo considerar no sólo amigos, sino mentores, y he cambiado para siempre gracias a su generosidad compartiendo sus reflexiones y su música conmigo.
21. ¿Qué aconsejaría a los lectores que ahora mismo le leen y se están planteando dedicarse a la fotografía de conciertos, de la música?
Cualquier tipo de especialidad fotográfica, del medio que sea, es extremadamente complicada hoy en día. Nunca ha habido tantas oportunidades de dar salida a las inquietudes fotográficas y sin embargo nunca ha sido tan complicado como ahora ganarse la vida como fotógrafo. El problema de tratar de seguir modelos económicos del pasado es que los periódicos y las revistas están bajo una fuerte presión competitiva por parte de internet y ya no tienen ni los presupuestos ni las plantillas de antaño. La otra fuente de ingresos principal para los fotógrafos musicales han sido los sellos discográficos y ellos tienen todavía más presión al estar la industria en un proceso de contracción. El mayor problema es la oferta y la demanda.
La fotografía de conciertos nunca ha sido muy lucrativa para la mayoría de los fotógrafos, simplemente porque siempre ha habido más gente interesada en tirar fotos que trabajos pagados disponibles, con lo que no hay dinero. Puede que fuera diferente en los 60 y los 70, pero ahora todo el mundo tiene una cámara y el acceso está muy restringido, así que la competencia es dura. Para ser sincero, la fotografía musical documentalista que hago, la hago más por amor que por dinero. A pesar de vender impresiones de mi trabajo a coleccionistas y de ser publicado en revistas, a lo largo de los años probablemente he gastado más en este proyecto que lo que he ganado. Y por mí está bien. De todas formas nunca lo hice por dinero. Ahora, dicho esto, todavía me gano la vida fotografiando, principalmente, cosas relacionadas con la música y disfrutando cada una de ellas.
22. ¿Cuándo le veremos por España? hay buenos festivales de blues y mucha pasión por el género.
Tengo mucha gana tanto de hacer fotos como de tocar por España.
Cuando visité España en 1992, me encontré con uno de los países más amistosos en los que he estado nunca. La gente era tan maravillosa y generosa que raramente me he sentido más como en casa en una tierra extranjera. Como fotógrafo, me encanta fotografiar a la gente dondequiera que vaya por el mundo y hasta ahora España es el único lugar en el que he estado en el que nunca me negaron una foto cuando pedí permiso. Ni una sola vez.
Una vez estaba fotografiando una panorámica en Montoro y una señora me invitó a su casa para tener una vista mejor desde su balcón. Cuando me iba insistió en darme unas conservas caseras, huevos frescos y una ristra de pimientos bien hermosa, ¡y me tuve que ir antes de que me diera todo lo que tenía en la cocina! Me dijo que si alguna vez necesitaba un sitio donde quedarme, podía ir allí con ella y su hijo. Eso es lo que recuerdo de España. Una tierra bella y generosa.
El Marzo pasado cuando estaba tocando en Berlin, conocí un par de músicos españoles geniales: los hermanos Marcos Coll y Adrián Costa, que graban bajo el nombre “Los Reyes del KO”. Me impresionó lo mucho que habían absorbido y entendido la tradición del blues americano, y su increíble talento y sensibilidad musicales. Los vi tocar en un club y luego toqué con ellos en casa del gran pianista de blues alemán Chris Rannenberg. Como los otros españoles que conocí, resultaron ser muy cálidos y comprometidos con su música y nos hicimos amigos. Me encantaría volver a España a por más blues (¡y paella!)
23. ¿Cuáles son sus proyectos actuales?
Todavía hago varios viajes al año a Mississippi para continuar el proyecto, pero el empuje ya no es el que era. Durante el último par de años he estado en una transición del enfoque de mi trabajo hacia fotografía del siglo XIX. He hecho algunos retratos de músicos en Mississippi y Carolina del Norte, pero estoy experimentando con distintos enfoques simultáneamente para ver en qué dirección acabo yendo para un proyecto más extenso. Mi amigo Dom Flemons de los Carolina Chocolate Drops me ha invitado a traerme los trastos de a Carolina del Norte para el Black Banjo Gathering a finales de Marzo, así que espero conseguir algunas buenas imágenes por allí. Todavía me siento en la fase de aprendizaje con este proceso –es muy complicado y lleva mucho trabajo-, pero me encanta y estoy entusiasmado con la idea de pasar la siguiente etapa de mi vida explorando nuevos espacios de creatividad sobre los que no tengo un control total. Ahí es cuando uno hace los descubrimientos más alucinantes.
Página Web de Bill Steber: http://www.steberphoto.com/
Galería de imágenes: http://www.steberphoto.com/gallery.htm
Todas las imágenes son propiedad de Bill Steber y tienen Copyright © Si deseas obtener alguna de las imágenes contacta con el autor a través de los datos facilitados en su página web.
Traducción: David García & Mabel «Ladyblues» para La Taberna del Blues.
No olvides citar la fuente si compartes este artículo. Gracias.
Me quito el sombrero ante la Taberna y ante este gran fotógrafo al que tanto admiro.
Muy buena entrevista, que rabia no haber podido participar.
Este hombre es un modelo a seguir, el día que por fin alguien se decida a publicar un libro con su obra, tendremos uno de esos imprescindibles para los amantes del blues, y tambien de la fotografía
Jordi, muchas gracias por pasarte. Estaba deseando que la leyeras. Lástima que no pudieras participar por culpa de las nuevas tecnologías. En gran parte… esta entrevista va dedicada a ti.
Un abrazo!
Enhorabuena, Ladyblues. Es de las mejores entrevistas que he leído nunca, tanto por las preguntas que habéis realizado como por las respuestas que ha dado este histórico fotógrafo.
Creo que esta publicación engrandece a La Taberna
Dios… yo es que estoy entusiasmado con esta entrevista. Que grande el Bill.
Me apunto a lo que dice Jordi sobre el libro. Sería EL LIBRO. Creo que compraría dos.
Enhorabuena de verdad, ha sido una delicia leerla.
Gracias Eugenio, viniendo del pilar de La Taberna del Blues me lo tomo como un piropazo.
Vicarinni, sabía yo que esto te iba a molar a ti!
¿Sabes lo que me apena de estas entrevistas que no son cara a cara, Eugenio? no poder improvisar y hacer preguntas concretas en virtud de sus respuestas. Si eso hubiera sido posible habría sido la caña. Este tío debería venir a algún festival nacional a hacer una expo a tocar con su banda y a hacer fotos. Coño.
La pregunta olvidada, efectivamente, Jordi y Vicario… podría haber sido cuándo tiene pensado este hombre hacer un libro.
Brutal!!
Enhorabuena Mabel y Taberneros. Geniales las prguntas, geniales las respuestas y geniales las fotos…
Un placer haberla podido leer
Roser