En el mundo de la música, y especialmente, en el mundo del blues, es muy gratificante descubrir pequeñas joyas soterradas en el tiempo. A veces, son descubiertas de forma casual, arriesgando en una tienda de discos; otras por la recomendación de un amigo… El caso, es que desde el principio, y aún sin hacer nada que tú no hayas escuchado ya, te atrapa la magia de ese artista en cuestión y decides ahondar un poco más en su música. Éste, y no otro, es el motivo que me lleva a escribir esta pequeña reseña sobre la trayectoria musical de Octavio Cortés, músico mallorquín nacido en 1973.
Sus comienzos musicales datan de mediados de los ochenta, en un grupo llamado «La Fosca», en el que coqueteaban a partes iguales con el pop electrónico y la música clásica… Esta mezcolanza de sintetizadores y sopranos les hizo grabar dos vinilos. En 1991 Octavio abandona la isla y se va a Barcelona a continuar sus estudios universitarios (licenciado en Filosofía y actualmente cursando Teología).
Durante un período de tres años, no se tiene constancia alguna de actividad musical por su parte, hasta que regresa a Palma, coincidiendo su vuelta con “los gloriosos 90 del blues mallorquín». En un local de un amigo común, ubicado en Santa Catalina, y llamado “Es Fonoll”, se reúne con amigos de su infancia, y mientras disfrutan de un café, desenfundan sus instrumentos para tocar algo de blues de forma espontánea. Uno de estos amigos (Ignacio Simó) decide abrir el Bluesville, mítico local donde se programaba blues de lunes a domingo, y contrata a Octavio Cortés para que actúe de domingo a jueves en formato acústico. La cosa continúa durante algo más de un año, y durante éste, Octavio desarrolla un amplio repertorio de blues de pre-guerra, basado principalmente en los viejos bluesmen del Mississippi, tales como Robert Johnson, Son House, o Bukka White. Tal repertorio debía ser digno de escucharse, puesto que un amigo suyo lo denominaba «enciclopédico». Y ante eso, Octavio Cortés responde: «si tocas para el mismo público cinco veces por semana, hay que espabilar». Estas actuaciones no consiguieron mitigar las ganas de tocar blues de Octavio, puesto que el resto de días que había libres (viernes y sábado), lo normal es que éste fuese miembro de alguna de las bandas que allí se daban cita. Literalmente, un no parar.
Su amor por el blues de pre-guerra y la confianza en su repertorio creado tras años de actuaciones diarias, hace que se presente (y gane) el concurso de Blues que organiza la Jazz Cava de Terrassa en 1996. El premio consiste en telonear a Magic Slim en la Noche de Blues del Festival de Jazz de Terrassa y una cierta cantidad de dinero, la cual invierte para la grabación de su primer disco en solitario, llamado Holler, grabado en Palma en el estudio de Toni Pastor. Tras estas sesiones, posteriormente se registran temas en su casa, junto a sus amigos, en un cuatro-pistas que se había comprado.
Tras estas actuaciones y estancias más o menos prolongadas en la formación mallorquín The Blues Devils (primero como armonicista y cantante, posteriormente como guitarrista) decide involucionar más aún en la música popular americana y monta un proyecto llamado «The Strange Leftones», el cual ha sido el que más le ha llenado como músico a lo largo de toda su carrera (monté un grupo que es lo mejor que he hecho nunca): en esta banda se encuentran miembros de The Blues Devils (Miquel y Emili, armónica y mandolina respectivamente), que junto a un percusionista finlandés y el propio Octavio Cortés, conforman el grueso de la formación, la cual interpretaba un «nutrido repertorio pre-blues: spirituals, hollers a capella, ragtime, worksongs, jazz primitivo, stomps… y algo de delta-blues, por supuesto.» En paralelo a esta formación, Octavio se incorpora a la banda de Víctor Uris, con el que había colaborado en muy diversas ocasiones a dúo.
Tras la grabación de Holler y durante un período de actuaciones se marcha a un lugar perdido de Montseny (provincia de Barcelona). Durante este tiempo, y como él mismo nos dice: «me acoplé a los Midnight Rockets. En su primer disco se me puede oír en la última pista, un directo en el Festival de Blues de Cerdanyola. Es mi única grabación con la eléctrica». (Dato muy significativo éste último).
Corre el año 1998 y se acerca el final de la carrera (al menos hasta el momento) musical de Octavio Cortés. No obstante, antes de abandonar definitivamente la música, registra un segundo disco que nunca llega a ver la luz, llamado «Special Rider Blues». La crítica de este disco me gustaría que la leyerais de «puño y letra» de Octavio Cortés*. Es digno de mención el que durante este tiempo telonease a músicos de la talla de John Hammond, Corey Harris, Magic Slim o el mismo Otis Rush. Sus dos últimas actuaciones son con la banda de Victor Uris en Tarragona, y una master class en el festival de blues de Cerdanyola de la guitarra blues.
En otoño del mismo año, Octavio abandona por completo la música y se entrega de forma casi absoluta a la religión cristiana, ingresando en un convento franciscano durante un tiempo. Actualmente vive en Mallorca con su familia, ejerciendo de profesor… sólo espero que sus chiquillos le dejen tiempo para retomar la música ;-). Gracias de nuevo Octavio.
«Si tocas para el mismo público cinco veces por semana, hay que espabilar»
Octavio Cortés
Francisco Javier Gonzalo
milespaul@tabernablues.com
OCTAVIO CORTÉS – HOLLER (1996)
Por Francisco Javier Gonzalo
El disco se compone de quince cortes, de los cuales uno es composición propia (Mean Red Spider). El disco nos muestra a un Octavio Cortés sintiéndose seguro con su slide y su voz, e interpretando los temas con mucho respeto, adaptando muchos de ellos a su forma y renovándolos completamente, sin perder en ello un ápice de respeto hacia el original. Es perfectamente palpable en el tercer corte del álbum, “Country Boy”, de Mckinley Morganfield (Muddy Waters), el cual interpreta sólo con su voz y piano, ejecutado éste también por él. El cuarto corte, «When You Got a Good Friend» de Robert Johnson, es una versión muy fiel a la registrada por R.J. aquel noviembre de 1936. Tras una canción tradicional del sur de Mississippi y “Death Letter”, de Son House, llegamos a «Louisiana Blues», tema también de Muddy Waters. Es éste de los pocos temas que se componen de más de dos instrumentos. Se reúnen piano, armónica, guitarra y voz para interpretar un maravilloso tema del Deep Blues tan característico de M. Waters. El noveno corte es “Mean Red Spider”, el único tema que firma Octavio en el disco. Nos encontramos un lánguido blues interpretado en solitario, con su slide, en el cual demuestra haber absorbido perfectamente todos los registros de la guitarra slide del Mississippi. Tras este tema, viene el que para mí requiere de más valor si hubiera sido yo el que hubiera grabado este disco: «Grinnin in your Face» (Son House). Es un tema a capella bellísimo, con frases que lo engrandecen como «a true friend is hard to find», y Octavio aporta todo lo que su alma da de sí para registrarlo, dando como resultado un tema en el que se aprecia claramente el eco del estudio de grabación, y con un Octavio Cortés que parece sufrir al interpretarlo. Precioso. Los siguientes cortes siguen la misma línea de dobro y voz, hasta llegar a «That’s Allright» de Jimmy Rogers, en el cual vuelve la armónica para junto a la guitarra y la voz de Pep Banyo (el gurú del blues mallorquín), finalizar este disco con unas versiones tan bien seleccionadas.
OCTAVIO CORTÉS – SPECIAL RIDER BLUES (1998)
Por Octavio Cortés
”El disco refelja el repertorio que llevaba a escena en otoño del 98, cuando ya había abandonado la guitarra acústica y comenzado a usar la guitarra de flamenco (que no clásica o española). A día de hoy, no tengo noticia de ningún otro intérprete de blues delta que use este tipo de guitarra, ni en España ni en ningún sitio. La sonoridad del slide de metal sobre la cuerda de tripa es muy peculiar. También las posibilidades percutivas de la mano derecha son más amplias que con la acústica, así como el uso de los dedos desnudos para el rasgueo.
”Stones in my passway”: se trata del tema de siempre de Robert Johnson, pero algo estilizado y con estrofas añadidas sacadas de Son House. El slide recurrente sobre la primera cuerda es también algo distinto del de Robert Johnson, así como la respuesta al segundo verso, pero no la extraña cuenta de 11 compases, que produce un típico efecto de encabalgamiento.
”Depot Blues”: un original de Son House en sus primeras grabaciones. En aquella época me obsesionaba la figura de Son House por dos motivos: el fuerte componente espiritual de sus canciones (a menudo agónicas) y el sonido incomparable de su banda con Willie Brown. Aquí he añadido un par de estrofas y re-arreglado la estructura, generando unos puentes de ocho compases donde no había nada. El slap sobre la sexta cuerda es un recurso típico del Delta-blues; últimamente se hizo popular gracias a la versión de Clapton del «Hey, hey» de Big Bill Broonzy.
”Midnight Dream”: Este tema es un re-arreglo de un riff de Johnny Shines (minusvaloradísimo guitarrista, compañero de andanzas de Robert Johnson y maestro del bottleneck) y tan rearreglado está todo que al final lo considero un tema propio. La técnica de percusión sobre el cordaje la aprendí de John Hammond; con cuerdas de metal es un martirio tocar así, pero el cordaje de flamenco lo facilita un tanto. No obstante, el riff principal es endiablado, pues combina slide, frenado de mano izquierda, finger picking y percusión con la derecha. La letra es enteramente mía.
”Oh, what a beautiful city”: un spritual que aprendí del Rev. Gary Davis, guitarrista dotado de un misterioso sentido rítmico vetado al común de los mortales. Mi versión es más uniforme que las del Reverendo tanto en la parte de guitarra como en la vocal. Uso algunos «embelishments» propias del tono de La mayor que muchos reconocerán en el acompañamiento de «Kindhearted woman blues»
”Special Rider Blues”: el original de Skip James aun hoy me produce escalofríos. Mi versión es muy libre. Uso el falsete todo lo que puedo y exploro un poco la afinación en sol abierto con fraseos que le deben más a John Lee Hoker que a ningún otro. Para el riff principal uso una técnica de octavas a lo West Montgomery que genera una cierta sonoridad a lo 12-string.
”Big Road Blues”: un original de Tommy Johnson que toco en Mi abierto y que no requiere mayor comentario.
”Mean Old World”: la idea la saqué de una grabación rara, un dúo entre Clapton y Duane Allman durante las sesiones de Layla. De nuevo uso la percusión de mano derecha, gracias a las posibilidades del cordaje de flamenco. Al final suena todo un tanto optimista para lo lúgubre de letra (casi un suicide-blues)
”Motherless children”: un intento sobre un original de uno de mis héroes, Blind Willie Johnson, el maestro de la afinación en Mi abierto. Uso los trastes como él hacía, técnica difícil y un tanto ruidosa, pero con la que me atreví después de oír la versión de Ry Cooder de «Dark was the night».”
* De forma absolutamente desinteresada, este músico mallorquín ha cedido el disco “Special Rider Blues” a «La Taberna del Blues» para que cualquier aficionado al blues que esté interesado en su música, pueda descargarlo de forma completamente gratuita. Estas cosas pocas veces ocurren en la vida, y es digno de elogio el gesto en cuestión. Desde aquí te lo agradecemos de corazón, Octavio.
Links sugeridos por Octavio:
Su blog:
http://rivotortoblues.blogspot.com/
Su primer disco, “Holler”:
http://www.gongdiscos.com/ficha_discos.asp?cod=38872
Su disco “Special Rider Blues”:
http://rapidshare.com/files/12711773/special_rider_blues.rar.html
The Midnight Rockets:
http://www.themidnightrockets.com/
Gracias Octavio por tu generosidad, ofreciendo para descarga libre y gratuita tu trabajo a todos los usuarioes de La Taberna del Blues.
Es un placer.